Ya no sé cuánto hace.
Debí perderla cuenta pasados cuatro o cinco meses de llegar aquí. Y de eso hace
ya bastante. En un principio, empecé con el sistema de los palitos en la pared.
Cada día uno. Llegó un momento que ignoraba si lo había marcado. Ahí empecé a
comprender la magnitud del problema.
A menudo no era capaz de
distinguir el día y la noche. Mis biorritmos ya no servían de brújula. El
galopante entumecimiento de mis músculos se unió a un drástico cambio en la
dieta, en mis hábitos. Acostumbrado a tener la mente ocupada con cosas del día
a día, mis cosas, empecé a ejercitar mi memoria con una de mis mejores armas,
el cálculo mental. Sirvió para retrasar el declive pero más temprano que tarde
padecí una pérdida progresiva de mi habilidad calculadora.
Lo único que me mantenía
a flote era una pequeña rendija entre dos tablones robustos de madera que
habían puesto para tapar la única ventana que daba al exterior. Era lo
suficientemente grande para dejar entrar un rayo de sol en los días de invierno
que, sin duda, aportaba calidez a ese lúgubre cuartucho. Me imaginaba paseando
sin destino fijo, tan sólo siguiendo el camino marcado por mis pies. Delicioso.
Esto es como cuando tienes sed y sueñas con el agua. El cuerpo siempre habla y reclama.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besos.
Ohma; el problema está cuando no sabes si el cuerpo habla o simplemente te has vuelto loco. Pero bonita comparación!
EliminarPor una rendija puede entrar toda la luz del mundo si estamos abiertos a recibirla...
ResponderEliminarImpresionante relato...
Saludos azules desde mis mareas que esperan...
Alga; gracias por tus palabras pero no creo que sea un relato impresionante. De todas maneras, agradezco el comment.
EliminarMira esto de rendija me ha sugerido un título para mi próximo post: sabandija.
ResponderEliminar(comentario de calidad)
Morel; "eres una sabandija asquerosa". Esta frase la he oído en alguna peli pero no recuerdo cual. Estaremos atentos a tu post.
EliminarMe ha recordado un poco al "Conde de Montecristo" mezclado con Jaimie Lannister en las mazmorras de Aguas dulces. :-)
ResponderEliminarStuffen; gran halago el de ser comparado (ni que sea levemente) al conde de Montecristo,...aunque esté a años luz!
EliminarUna rendija como tabla de salvación, como argumento para el instinto de supervivencia, como aliento para la esperanza. Verse en una de esas debe ser terrible, a veces me lo he imaginado. Has acertado de lleno en el encuadre de la posición de esos ojos.
ResponderEliminarSaludos de libertad.
Clochard; creo que en estos casos dramáticos uno se aferra a lo que haya por pequeño que sea,...
Eliminarun brindis;)
Hola, chico guapo!!!
ResponderEliminarCreo que a tu protagonista le habría sido más útil una imaginación desbordante que el cálculo mental: mucho mejor para escapar de cualquier agujero ;-)
Un beso grandísimo!!!
Lili; pues supongo que le hubiera ido mejor pero cada cual tiene sus métodos...
EliminarGenial verte por aquí de nuevo.
Guau! sí, imagino que cuando pierdes la chola la única solución es dejarte llevar.
ResponderEliminarDeberíamos dejarnos llevar también cuando "supuestamente" aún mantenemos la chola en su sitio, no?
Vale, lo dejo, para desvariar ya te tenemos a ti...y a lili cuando se convierte en no sé quién!
La imaginació sempre sempre al poder. I quin poder!
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