El día que conocí a Ricardo Cazador fue un día más, sin nada especial. Él estaba sentado en la mesa más cercana a la ventana cuando yo entré en el comedor y me puse a la cola bandeja en mano esperando a que me sirvieran el menú.
Recuerdo que el menú del día eran lentejas estofadas o sopa de fideos de primero, y pollo a la jardinera o merluza plancha de segundo. Lo recuerdo porque pensé que ese era un menú típico de colegio. Y es que en el fondo, ahí donde estábamos era algo parecido a un colegio.
Barracones aclimatados y adaptados pero que no dejaban de ser barracones. Gente de todas partes del mundo, eso era genial. Los rusos con su gueto, los americanos y su fast food, los europeos que difícilmente hacían piña y los asiáticos que sin duda eran las máquinas de trabajar.
R. Cazador era hombre de pocas palabras, pero era lo más cercano a un amigo que yo tenía ahí, en pleno círculo polar ártico dónde los inviernos eran francamente calamitosos. Compartíamos habitación y lavabo y poco más.
Fue una época muy dura ya que literalmente sentía que estaba en el último confín del mundo y era consciente que si una enorme tormenta de nieve nos sepultaba, pasarían días y muchos antes que nadie de la civilización se diera cuenta de nuestra ausencia.
Hoy R.Cazador ha recibido el premio Nobel de Física. Me he sentido orgulloso ya que sé que yo contribuí aunque sea de manera pequeña a ese magnífico triunfo.
Yo soy yo y mis circunstancias...Tu lo fuiste para él en el ese hielo aterrador.
ResponderEliminarBesos,
Tú y tus circunstancias,...bonita manera de decirlo!
EliminarQuién le ha visto y quién le ve ahora como premio Nobel.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog.
Un abrazo.
MAria Pilar, pues si quién le ha visto y quién le ve,...no le ha ido mal.
Eliminar¡¡Oye!! ¡Qué callado lo tenías!!
ResponderEliminarDime con quién andas...
Nunca estuve de acuerdo con los premios, desde el cole. Premiar a Obama con el Premio Nobel de la Paz...me costó entenderlo. Aunque estoy segura de que algunos reconocimientos son más que merecidos. Me alegra tu alegría, de veras.
Un besote.
Detalles, lo de los premios es como todo; relativo. Gracias por pasarte.
EliminarLos físicos suelen ser hombres de pocas palabras, su mente está, o suele estar, a miles de años luz de resto de los humanos, supongo que por eso no le importó hacer sus experimentos en el fin del mundo, jejeje. Si, algo tendría que ver tu aportación, siempre es bueno contar con un amigo, y más en los inviernos polares.
ResponderEliminarMe gustó tu post, sobre todo esa diferenciación que haces de las distintas sociedades, cada una a sus cosas, y los europeos por libre.
Como suele pasar.
Besos mediterráneos.
Gala; me gusta ver que siempre le encuentras algo a las historias que ni tan siquiera yo había pensado.
EliminarBesos que ya no son mediterráneos;)
Felicidades por la parte que te toca, que emocionante ¿no?.
ResponderEliminarCasi todos los genios son parcos en palabras.
Un beso
Mia; en eso estoy de acuerdo, los cracks tienen poco qué decir!
EliminarSolo de imaginarlo muero de frío, pero la recompensa fue enorme, qué grande tu amigo, enhorabuena a él y a ti por haberlo conocido!
ResponderEliminarCampanilla; pues sí sólo de pensarlo se me hielan las orejas,....
EliminarY es que el frío polar reactiva las neuronas...él el premio Nobel y tú esta entrada, todos sacasteis tajada.
ResponderEliminarMaría; todos salimos ganando, él, yo y vosotros;)
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