Marcelo es empleado de una empresa aseguradora desde hace 28 años.
Toda una vida como dice él. Su evolución dentro de la organización ha sido la clásica de muchos españoles sin estudios que empezaban por abajo y a base de aprender el oficio iban ascendiendo en el escalafón.
Él está en el principio de su ocaso en cuanto a vida profesional se refiere, 50 y pico, despacho propio, buen sueldo, compensaciones sociales aceptables, coche de empresa y un paquete de acciones de la empresa.
Carmen lleva trabajando en la misma aseguradora en torno a 20 años. Ella entró después de ser madre y que la vida le jugara una mala pasada.
Había una boca que alimentar y el dinero no fluía como suele decir ella. Le ofrecieron ser agente de seguros en la zona norte. Querían potenciar la rama aseguradora de esa zona ya que la actividad empresarial de su región era más que bulliciosa. Fueron inicios duros, había que ganarse el respeto y las comisiones.
Marcelo y Carmen, se conocen de hace mucho, desde los inicios de ella en la empresa. Han hablado largo y tendido, siempre en términos profesionales. Nunca se han visto pero ambos tienen la voz del otro grabada en lo más profundo de su ser.
Él siente algo por ella y ella por él.
Tan cerca y tan lejos.
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