martes, 10 de diciembre de 2013

Protesto! Denegada.

Robert es abogado. De los de traje, gomina y colonia de varios cientos de dólares. Pese a su aspecto de cretino integral, es buena gente, no es la mejor persona que he conocido pero supera la media.

Es un trabajador incansable. Infatigable, diría yo. Un “hard-worker”, vamos. Levantó su bufete de cero con su amigo de facultad y juergas, Allen. Los inicios fueron duros, nada especial pero en su quinto año de andadura profesional vino el despegue, el caso que encumbró a ambos y a su bufete. Llegaron los casos gordos, de los de varios cientos de miles de dólares. De los que levantan expectación en la prensa, los casos donde una victoria te asegura el budget de los próximos dos o tres años.

Dinero para fichajes de abogados seniors y juniors. Pasta para secretarias de tetas operadas y alta capacidad operativa según incluía el briefing que le pasaron a la empresa de cazatalentos para estos puestos. Flores frescas cada día según les recomendó su asesora de imagen corporativa, la cual cobraba una cantidad nada desdeñable. Y como no, un palco para ver los partidos de la NBA con clientes selectos.

Puro show business. Dos hombres hechos a sí mismo, el sueño americano típico y tópico.
Robert ha disfrutado de eso y de lo que uno se puede imaginar pero no decir. Fue bueno mientras duró pero la conciencia está picando a la puerta últimamente. Esa visitante furtiva pero cada vez más asidua que le suele traer largos ratos de insomnio con mayor frecuencia. El caso actual se lleva la palma. Un pez gordo acusado de violar a una menor. Él sabe que es culpable y pese a todo les une un vínculo profesional inquebrantable. Un contrato multimillonario que firmaron en la cresta de la ola que aseguraba ingresos sustanciales al bufete cada año.
En su momento, les pareció un gran “deal” pero sin duda ahora, Robert lo califica como su tumba.

Esta tarde Robert ha ido al garaje, ha abierto la caja de herramientas y ha cogido el martillo. El mismo que usarán para apuntalar los clavos de su ataúd. Siempre le han gustado las metáforas macabras.

domingo, 24 de noviembre de 2013

pastillas microbióticas

Era el mes de diciembre, lo sé porque el mercado de navidad estaba instalado en la plaza. Uno de esos mercados navideños centroeuropeos con muchas casetas de madera y acertadas luces que daban un aspecto al centro de felicidad un tanto impostada, pero felicidad al fin y al cabo.
El frío y la fina nieve que caía junto al Glühwein o vino caliente que servían hacían el resto. Caminamos por el lateral de la plaza intentando evitar el bullicio y tratando de coger un salvoconducto que nos llevara al bar donde me pediste que fuéramos.
Pensé que tendrías ganas de beberte una buena cerveza trapense y disfrutar de la chimenea grande y amplia que tenía el bar.

Mesas de madera y cómodos bancos con suaves cojines almidonados mientras discutíamos sobre lo divino y lo terrenal tan sólo con el firme objetivo de bebernos la tarde.
Y así fue al principio. Recuerdo que empezamos con el aborto, pasamos por el capitalismo y saltamos al derecho a morir dignamente. Supongo que el hecho de haber bebido tres cervezas de intensa graduación nubló mi vista y no te vi venir hasta minutos antes. Sé que lo intuí en un momento dado de lucidez transitoria y escapé a cambiar el agua al canario. Mención aparte merece el lavabo del bar ya que meabas contra una cristalera de un patio interior con un árbol en medio. Era diferente.

Al volver, supe que me abordarías cual perro de presa y es por eso que llamé al camarero y le pedí las cartas. Un par de salchichas alemanas vendrían bien para atemperar el alcohol y mis nervios. En mi cabeza la máquina propagandísticas Gobbeliana se había puesto en marcha y ya me había montado mi propia peli. Y era de terror.
Tu pérdida de peso importante de los últimos meses, que obviamente había notado pero debo reconocer que te sentaba bien. Haber conseguido deshinchar esa panza perenne no te hacía ningún daño. En el lavabo mientras meaba contra la cristalera, vi tus ojeras y diría que menos pelo de lo habitual en tu sesera.

Cuando el camarero se fue, resoplé y tomé aire para lo que se venía. Ciclón categoría cinco pensé, pese a no tener ni idea de las categorías de los vientos. Marrón al canto.
Empezaste tú, retomando el tema, te escuché al principio pero al cabo del rato desconecté. Mi cabeza iba a una velocidad infernal. Llegados a un punto, me dijiste:

“¿Me estás escuchando?”

“Mira, francamente, no. Hace un rato que ya no. Creo que me quieres decir algo y hace rato que andas dando vueltas. Te conozco bien, suéltalo ya, la intriga me mata”
La intriga me mata, soy imbécil, tenía que soltar esa frase en ese preciso momento. Ya me imaginé el inicio de la respuesta, en plan “pues a mí lo que me mata es el cáncer”. Escenario desolador.

“Pues ahora que lo dices,…”

“Ves, te conozco bien, sabía que había algo grave”

“Hombre grave no es. Tan sólo ley de vida. Te quería pedir,…”

“Ley de vida? No me jodas. Somos relativamente jóvenes y tú te estás muriendo, y me lo dices en un bar cuando estoy medio borracho y apelas a la ley de vida como salvavidas de la situación. He dicho salvavidas? Vale, quizás no es la mejor expresión dadas las circunstancias pero,..”

“¿Qué dices chalado?”

“Pues eso joder. Que he atado cabos. Derecho a morir dignamente, pérdida de peso increíble, ojeras, pérdida de pelo,…dímelo, lo soportaré dignamente. De qué es el cáncer? Cuánto te queda?”

“¿Qué? ¿Qué dices majara? Estás muy borracho, no?

“Lo que oyes”

“A ver tonto a las tres. Punto uno, derecho a morir dignamente, un tema controvertido más para hablar mientras tomamos una cervezas, como la polinización de la abejas húngaras o la fauna y la flora de las mujeres rusas en el estalinismo. Dos, pérdida de peso que viene dada por unas pastillas macrobióticas que me dejan comer a gusto y cagar una cantidad ingente de veces y que me dejan el esfínter como el papel de lija sólo para poder intentar ligar. Tres, las ojeras son producto de tu imaginación y lo del pelo tres cuartos de lo mismo”

“Ehm, vaya no sé qué decir”

“Yo sí, gilipollas!!! No me mates antes de cuenta y, cojones no te montes cuentos chinos. Dónde están esas bratwurst, me muero de hambre joder. Discutir y pegarte cuatro gritos me ha abierto el apetito. Espera, tengo que tomarme tres pastillas de esta mierda para ingerir tan sólo el 20% de las calorías”

Y seguimos a lo nuestro. Como si tal cosa.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Pim pam desde el noveno piso

Debía ser un día frío ya que era el mes de noviembre en una ciudad centroeuropea cualquiera. Seguro que había llovido por que suele ser el pan nuestro de cada día.

Ella parecía ser una persona que a priori, lo tenía todo o al menos una situación privilegiada a ojos de terceras personas. Chica joven con un contrato de prácticas decente trabajando en un sitio de referencia. Con esa edad ideal, donde lo que cobras lo inviertes en vivienda y el resto lo sueles dedicar a ocio y si queda algo a comer. Sales y entras a tu antojo y ella al ser una “trainee” tenía una vasta red de coleguillas en su misma situación dada la última remesa de universitarios contratados.

Fiestas salvajes, con el típico código sagrado, “lo que pasa aquí se queda aquí”, colección de hormonas flotando por el ambiente buscando su flor. En fin, la época dorada que tan buen recuerdo me dejó a mí.

Mi despertador sonó con puntualidad ni británica ni suiza, la habitual. Deslicé el dedo para contener el estruendo y mire el mail como de costumbre. No suele haber nada interesante pero es un hábito adquirido.

Tengo un mail del presidente, miro que no sea personal ya que eso no molaría para nada. No lo es, es un mail trágico. Anuncia que ayer por la tarde, desafortunadamente un colega murió en las dependencias del banco.
Alguien ha tenido un accidente haciendo deporte en el gimnasio o en la pista de fútbol, pensé. Joder que mala suerte!

Llego al banco, voy a la máquina de café siguiendo el ritual matutino y me llega la verdad verdadera. Ni accidente ni nada parecido. Ella, la trainee rumana de no sé qué departamento, se suicidó ayer, tirándose desde el noveno piso por un patio de luces.

Pim, pam.

Luego me vino la rumorología añadida y ahí lo dejé estar. Demasiado gore y demasiada fantasía que creo que no venía a cuento.

Minuto de silencio al día siguiente a las 11 de la mañana.

Uno de esos sucesos incomprensibles.

sábado, 9 de noviembre de 2013

mercromina

Fueron las raíces, las que me hicieron caer. Esas raíces descuidadas del jardín y que habían conseguido dominar el tablero de forma magistral. Donde antes había un césped cortado al milímetro, que nada tenía que envidiar a los mejores estadios de fútbol, ahora hay anarquía y confusión.

Fue una caída tonta, como la mayoría de ellas, pero dolorosa. Consiguió que se me abriera una brecha en el pantalón al nivel de la rodilla con la consiguiente sangre de por medio. Más aparatoso que grave. Recuerdo que llamé al timbre de la Sra. Mindle, la gran vecina. Dudé si todavía, viviría en la casa de al lado.

Del interior de la casa salió una chica joven con cara de pocos amigos. Obviamente, que alguien te despierte un sábado sobre las 8.30 de la mañana no gusta a nadie. Me apresuré a pedirle perdón pero al ver mi rodilla su cara se relajó y me pidió que pasara.

Bonita cocina, de estilo provenzal, mucha madera, colores suaves y decapados y en general una atmósfera relajada que invitaba a tomarse un gran desayuno. Me senté en una silla a esperar, mientras oía a mi “enfermera” revolver uno de los armarios de la habitación contigua.

Llegó al poco rato. Palangana, agua, agua oxigenada y mercromina. Mercromina? No pude evitar contener la risa. Hacía años que no veía un bote de esos y me transportó de inmediato a los veranos cálidos que pasaba en esta área.

Ella pareció intuir mis pensamientos, y me dijo: “cuánto hace que no te pelabas una rodilla, vaquero?” Sonreí, demasiado sin duda,…

jueves, 31 de octubre de 2013

Funeral

Estar en un funeral no mola. El ambiente se tensa y la atmósfera se vuelve cargante y casi irrespirable.
Hasta aquí nada nuevo.
Estar junto a la mujer de tu compañero que estrena su condición de muerto, no mola. Saber que esa bala perdida y tonta no debería haber impactado a tu amigo es duro de aceptar. Saber que lo justo hubiera sido que te hubieran dado a ti es un drama pero vas a convivir con ello. Los pastelitos de marisco que están sirviendo son deliciosos, por cierto. El champán hace el resto.
Empiezo a sentirme algo mareado y porque no decirlo, borracho también. Saber que tu amigo se interpuso en la trayectoria suena a gesto heroico pero tu en el fondo sabes que no es así. Sabes que beber en acto de servicio no está bien pero es práctica habitual. El gesto heroico de tu compañero no fue tal, pese a la paliza que está soltando el jefe de la policia en su discurso. Esa estrella al valor concedida a título póstumo es una mentira. Sam, mi compañero, iba tan borracho que tropezó y la bala le machacó el tórax.
Lloro por las mentiras aunque todos piensan que lloro por Sam. Lloro por las injusticias del mundo aunque para ser justos la mujer de Sam tiene un culo de escándalo (ahora que me fijo bien).
Hora de irme a casa con mis fantasmas.

domingo, 20 de octubre de 2013

Sueños de granjero

Jeff es granjero. Diría que trabaja de sol a sol pero mentiría ya que aquí casi nunca sale el sol. Está nublado y llueve casi todos los días pero trabaja sin parar.
Va con su tractor azul enorme de arriba a abajo, tiene vacas de leche y vacas de carne como dice él. Cuesta entenderle, su alemán es correcto pero su acento está viciado por su idioma materno.
Es joven, apenas debe llegar a los 25 pero su rostro y manos hablan de otra cosa, como el que ha estado en el frente y suele padecer una vejez prematura y prolongada.
Trabaja incluso los días de guardar y sueña con casarse con Manon, su novia. Ella es fea, de eso no hay duda pero buena gente. Solía montar a caballo pero eso debió ser cuatro vidas antes a la actual. Sueñan con el día después de su boda, el día que irán de viaje no muy lejos pero al menos unos 4 o 5 días seguidos. Cosa que nunca han hecho hasta ahora.

Maneras de vivir, diferentes a la mía pero de igual forma válidas.

viernes, 18 de octubre de 2013

Crónicas lejanas

Mudarse de país no es fácil pero creo estar preparado para la vuelta!

;)

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Polar

El día que conocí a Ricardo Cazador fue un día más, sin nada especial. Él estaba sentado en la mesa más cercana a la ventana cuando yo entré en el comedor y me puse a la cola bandeja en mano esperando a que me sirvieran el menú.

Recuerdo que el menú del día eran lentejas estofadas o sopa de fideos de primero, y pollo a la jardinera o merluza plancha de segundo. Lo recuerdo porque pensé que ese era un menú típico de colegio. Y es que en el fondo, ahí donde estábamos era algo parecido a un colegio.

Barracones aclimatados y adaptados pero que no dejaban de ser barracones. Gente de todas partes del mundo, eso era genial. Los rusos con su gueto, los americanos y su fast food, los europeos que difícilmente hacían piña y los asiáticos que sin duda eran las máquinas de trabajar.

R. Cazador era hombre de pocas palabras, pero era lo más cercano a un amigo que yo tenía ahí, en pleno círculo polar ártico dónde los inviernos eran francamente calamitosos. Compartíamos habitación y lavabo y poco más.

Fue una época muy dura ya que literalmente sentía que estaba en el último confín del mundo y era consciente que si una enorme tormenta de nieve nos sepultaba, pasarían días y muchos antes que nadie de la civilización se diera cuenta de nuestra ausencia.

Hoy R.Cazador ha recibido el premio Nobel de Física. Me he sentido orgulloso ya que sé que yo contribuí aunque sea de manera pequeña a ese magnífico triunfo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

A buen recaudo

Emociones encontradas diría yo. Ha sido raro, creo que no hay mejores palabras para describirlo. Creo que abrir ese cajón ha sido como destapar la caja de Pandora o la de los truenos.

Mi abuela Reme falleció hará cosa de un mes. Pero eso ahora, para vosotros, carece de todo interés. No digo que no me sintiera apenado pero ahora eso ha pasado a un segundo plano. Además murió “de vieja” como se suele decir y a la hora de la siesta, después de su copazo de cognac. La muerte del justo creo que la llaman. De todas formas, insisto eso no tiene importancia ahora.
Ella fue siempre el puntal de la familia, la que de alguna manera (dejémoslo así) nos mantenía unidos. Hasta ahora, la recordaba como una abuela de las de manual, cocinera excelente y de raciones astronómicas, paciencia infinita y la que ofrecía algo de cobijo cuando en casa nos caía una buena bronca.

Accedí a ayudar a mi madre a vaciar el piso ya que de un tiempo a esta parte el curro flojea. Ella se encargaba de vaciar su habitación- ya que presumiblemente es donde estarían sus cosas más confidenciales si es que la hubiera- y yo del salón.
Hacía un buen rato que había vaciado las estanterías y puesto los libros para la parroquia- siguiendo las consignas de la Reme cuando me dispuse a vaciar los cajones. Mi atención era nula ya que no esperaba encontrar nada. Los vacié todos y tan sólo me quedaban los pequeños. Se abrían con llave.

Y no tenía la llave. Busqué pero nada. Entonces, recordé que un día la Reme me dijo que buscara lo que buscara siempre estaría en el horno. Al principio, ignoré esa premisa por absurda pero al cabo de varios minutos pensé que no perdía nada por buscar ahí.

Bingo. La llave estaba ahí. La metí en la cerradura, giré y se oyó “un clic”. Abrí el cajón y lo vacié, nada serio, facturas viejas y algún que otro rosario. Cuando lo cerré, noté algo raro. El cajón no cerraba del todo y eso me intrigó ya que todos los cajones estaban vacíos y no tenía sentido.

Saqué el cajón completamente. Había una especie de trampilla, apreté y del lateral salió una especie de escondite para papeles. A todo eso, mi madre seguía enfrascada, a lo suyo, ajena al descubrimiento que yo iba a hacer.
Cogí los papeles y me dispuse a leerlos. Necesitaba las gafas de leer pero mientras las buscaba me asaltó la duda.

¿Debía rebuscar y hurgar en los papeles secretos de mi abuela?

viernes, 13 de septiembre de 2013

domingueros

Sacó la leche de la nevera. Le gustaba beberla fría, muy fría incluso en pleno invierno cuando el mercurio apenas asoma la cabeza por los números positivos. Se sirvió un generoso vaso y dejó el cartón en la encimera. Como era habitual en él, se fue a por la caja de las galletas y las mojó (“sucar” como decimos en catalán) y se dispuso a leer la prensa.

Era el placer de la semana, el de los domingos. Levantarse sin nada más que hacer, desayunar, desperezarse, ducharse mientras escuchaba música clásica, afeitarse con la pachorra del que sabe que tiene todo el tiempo del mundo. La mesa de madera, el parquet, la fina lluvia cayendo y lamiendo las ventanas,…todo era perfecto.

Bajó la vista al periódico ya que se disponía a dar rienda suelta a eso que tanto le gustaba, leer con calma. Desenfocó la vista ya que lo que vio le desconcertó. Se atusó el flequillo, ladeó la cabeza de lado a lado como el que calienta antes de entrar al campo de fútbol o algo parecido. Volvió a bajar la mirada y se le heló la sangre.

No entendía lo que leía pese a ser el periódico de toda la vida. Era ininteligible no era capaz de discernir el mensaje ni los titulares. Se levantó como un resorte, tanto que derramó el vaso de leche pero ni tan siquiera se inmutó.

“Mierda, mierda, mierda”- decía a regañadientes. Empezó a caminar en círculos de forma acelerada.

Su mujer estaba escondida detrás de la pared contigua, intentando contener la risa y con los brazos abrazando su bajo vientre para conseguir controlar los espasmos provocados por la broma. Su broma.

Hoy era el día de los inocentes y había encargado a un amigo el diseño de una portada en un lenguaje extraño para festejar este día y devolver alguna de las numerosas bromas que él le solía gastar a ella.

El esfuerzo que estaba haciendo ella era titánico ya que sabía que si él oía su risa, el plan estaría tocado de muerte. De golpe paró su actividad estomacal y acercó su oreja más cerca, si cabe, ya que él estaba hablando.

“Joder, no puede ser el médico me dijo que la evolución sería más lenta, que tendría tiempo de explicárselo a mi mujer y amigos. Pero el avance ha sido terrorífico, devastador soy incapaz de leer el periódico, no entiendo ni una de las palabras que leo. El médico me dijo que esto pasaría pero dentro de un tiempo. Puta enfermedad degenerativa”

De golpe se oyó un ruido hueco al otro lado de la pared, alguien se había desmayado del susto.

lunes, 9 de septiembre de 2013

juegos de manos

Se trataba de un juego de confianza. Uno de esos, que cuando te los proponen piensas que son una estupidez de dimensiones galácticas. Yo, a mi edad (sea la que sea), tengo qué hacer esto?- suele ser el pensamiento instantáneo y recurrente. Suele ser una actividad típica de cursos impartidos a empleados de grandes empresas.

Se buscaba crear y reforzar los vínculos con tu compañero, concretamente con el que se encontrara delante de ti. Se miraron a los ojos, ni una sonrisa aparente que relajara el tenso ambiente. Se vendaron los ojos, juntaron las puntas de sus zapatos, se dieron las manos y dejaron caer el peso de sus cuerpos hacia atrás.

En ese frágil equilibrio tenían que decirse la primera cosa que les viniera a la cabeza sobre el otro.

“Tienes las manos menos suaves que he tocado en mi vida. Son grandes, gordas y poco cuidadas. Tu piel está seca y tus dedos parecen morcillas. El hecho que no lleves anillo no me sorprende ya que o bien no tienes mujer, lo cual no es muy posible o si la tienes, es imposible que te quepa en esos dedos regordetes”- soltó ella de forma rápida, clara y contundente.

Su equilibrio se vio levemente afectado por que sin duda esa afirmación le había molestado.

“Gracias por tu sinceridad. Puestos a ser sinceros, de tus manos suaves, pequeñas, finas y muy cuidadas, deduzco que eres una persona de posibles. Una de esas niñas de papá que se aburren y dedican gran parte del tiempo a la manicura. Qué manos tan finas tienes niñita”- cargó él con ironía, mezquindad y con todo lo que pilló a su alcance.

El equilibrio se vio está vez más afectado.

“A ver paleto, soy pianista. Una gran pianista, he tocado en los mejores escenarios del mundo y ganado multitud de premios. De ahí que tenga que cuidar mis manos, mi herramienta de trabajo. Y mi padre murió cuando yo tenía apenas 12 años”- contestó ella en un claro tono desafiante.

“Disculpe “lady” pero un servidor es agricultor y poseo varios miles de hectáreas y soy el terrateniente más grande de este país. Mis manos son el reflejo de mi vida, trabajo duro, constancia y también son mi herramienta de trabajo”- dijo él no con poca irritación.

“Lo que yo decía, un paleto”- ella.

“Lo que yo decía, una gilipollas”- él.

Se soltaron de las manos y ambos cayeron al suelo. Una metáfora clara de lo bajo que habían caído en sus vidas ya que ambos, pese a ser diferentes, compartían algo: su afición a la botella y a empinar el codo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Animador y crucerista

Me cuenta un buen amigo que ha decidido cambiar de estilo de vida, que se ha cansado de recibir palos y ser un personaje previsible con una vida programada. Esta mañana ha entrado en el despacho de su jefe y le ha dejado la carta de renuncia encima de la mesa, se ha dado la vuelta y se ha ido por dónde había venido.
Me cuenta mi buen amigo que no han intercambiado ni una sola palabra, lo cual le ha hecho inmensamente feliz y ha recogido los cuatro enseres personales del cajón de su mesa. Ha saludado a Reme y a Juan y ha salido del edificio gris, de la calle triste y del barrio muermo para siempre, según él.

Le pregunto a mi buen amigo a qué va a dedicar su tiempo con sumo tacto e intentando no parecer condescendiente con él. Creo que lo consigo cuando me dice, crucerista, de profesión crucerista. Frunzo el ceño y pregunto, ¿existe eso? Sí, voy a ser animador en cruceros por el Mediterráneo en los meses de verano y por el Caribe en invierno.

Suena bien.

No puedo evitar sentir algo de envidia.

martes, 3 de septiembre de 2013

Tonos de grises

Hoy es un día gris. Afuera luce el sol y no creo haber visto ninguna nube amenazando el cielo azul. Ni tan solo he percibido un rastro de una de esos algodones despistados que, sin quererlo ni beberlo, en un momento dado descargan no poca cantidad de agua. Lo justo para dejarle a uno empapado.

Hoy es un día gris. He encendido la cadena y he puesto el CD de Van Morrison, lo sé, estoy algo retrasado en temas de tecnología y en últimas tendencias del mercado musical. Ni tan siquiera Van ha conseguido levantarme el ánimo hoy y eso sí es una novedad ya que hace tiempo que me permití el lujo de llamarle por su nombre de pila cuando empezamos a charlar. Obviamente yo no conozco al sr. Morrison pero un día me senté en el sofá y mientras sonaba su música me lancé y le conté todo aquello que pasaba por mi cabeza. Así de simple. De eso debe hacer unos cuatro años.

Hoy es un día gris. Y tú no lo vas a poder cambiar. Pero, ¿cuán gris es hoy?- es posible que te preguntes. Nunca he dominado el tema de los matices de los colores ni la escala del Pantone ni esa clase de cosas pero diría que hoy es un día gris, gris. Gris tirando a negro, marengo quizás?

Quizás pero no me interesa saber si llega a la categoría de marengo. El marengo me suena a traje de la realeza, no más bien a traje de capitán de barco en una recepción importante. Apostaría que el aperitivo incluiría jamón de bellota, salmón ahumado y canapés de colores varios. Salpicón de marisco de primero, apuesto a que más de un invitado tiene alergia y le tocará comer pan con mantequilla para apaciguar su hambre ante tamaño error logístico. De segundo, carne posiblemente de caza y de nuevo vislumbro a algún invitado (posiblemente algunas mujeres), dejando a un lado el plato por dos motivos: porque no pueden dejar de pensar en las calorías ingeridas hasta el momento o porque son vegetarianas o una combinación de ambas. Me da pereza, pensar en el postre, así que les dejo comiendo hasta reventar.

Hoy es un día gris. Uno de tantos, hermano de muchos y primo de algunos menos.
Pese a ser un día gris, estoy preparado, llevo chubasquero y botas de agua y dudo que salga de la cueva. Por si las moscas.

P.D.- Anticipo que el post es ficción, y que un servidor se encuentra bien, quizás añore la playa pero nada grave.

jueves, 22 de agosto de 2013

black Friday

Y se fue como se fueron las cosas que un día pensé eternas. No fue sino un claro signo del decaimiento general que empecé a sufrir. Y no hay culpables. Y si los hay, no los quiero señalar porque eso tan sólo conduciría al reproche, al lamento y a la postre, el distanciamiento.

Recuerdo estar sentado en el balancín del porche, bebiendo una cerveza y meciendo mi atormentado humor. Las láminas de madera crujían con cada movimiento como si en el fondo me quisieran recordar que estaba cabreado, angustiado y con ganas de matar a alguien. Era uno de esos momentos en los que notaba mi sangre hervir y mi mandíbula ejerciendo una presión muy fuerte.

Pese a mi firme propósito de no culpar a nadie, debo admitir que no lo estaba consiguiendo. A cada trago de cerveza la ira se iba desatando más y más y la idea de coger la escopeta y salir a patrullar había cruzado ya la frontera sin retorno.

Me habían despedido por la mañana, hasta ahí nada fuera de lo normal ya que era crónica de una muerte anunciada. Lo que hizo que perdiera el juicio fue mirar atrás y recapitular. Había estafado a amigos y familia con un producto financiero que yo pensé que era seguro. Parecía seguro porque no tenía la suficiente formación para entender algunas de las características “mortales” del producto. Me presionaban para que colocara es mierda y yo sin querer darme cuenta. Tuve que pedir adelantos para devolver parte del capital a mis allegados y, aun así, seguí siendo un apestado.

Mi mujer acababa de marcharse de casa dejando una nota, “Me voy, no me busques. C.”
Marginado, estafador, en el paro y ahora cornudo. Eso sí que no, lo podía aguantar todo menos que mi mujer se fuera con el cabrón que esa mañana había firmado mi carta de despido.

lunes, 19 de agosto de 2013

La escalera maldita

Bajas por la escalera. Muerto de miedo. El crujido del penúltimo peldaño me condenará, lo sabes y tan sólo piensas en ello. Cogido a la barandilla como si en ello me fuera la vida (y de hecho me va), empiezo a notar sudores fríos discurriendo por mi sien hasta la barbilla y unas ganas tremendas de ir al lavabo. No has podido escoger peor momento- pienso y pese a ello sigo aferrado a lo que bautizo mentalmente como “la línea de vida” para hacer el menor ruido posible y bajar rápidamente.

Es el penúltimo, recuérdalo- no ceso de pensar en ello mientras el miedo se va apoderando de mi cuerpo y casi podría decir que de mi alma. He tomado la sabia precaución de descalzarme y me he dejado los calcetines puestos ya que al ir descalzo la piel de mis pies se podría quedar pegada a los peldaños de madera. Soy plenamente consciente de que corro el riesgo de resbalar pero decido arriesgarme en pos de un descenso más veloz y confiando casi a ciegas en mi equilibrio.

Noche cerrada en una casa donde reina la paz, ese momento de calma que te ataca los nervios porque sabes que puede ser tan sólo el preludio del infierno. Notas cómo la música de Psicosis empieza a sonar en tu cabeza o cómo la niña del exorcista te mira y te dice: “mira lo que ha hecho la guarra de tu hija”.

Y te cagas, no literalmente porque conservas una tonificación muscular de los esfínteres aceptable pero eso te recuerda que el lavabo te reclamaba. Estas estúpidas cavilaciones mentales te han desconcentrado y no sabes dónde está el puñetero penúltimo escalón. Justo en ese momento, notas como tu peso se cierne sobre un peldaño que se comba de forma notable hacia adentro y comprendes que has pisado el peldaño maldito, que has picado a la puerta del infierno con un puño americano preguntando si tenían cerillas. De forma rápida, intentas valorar tus opciones, sabes que cuando levantes el pie el ruido será atronador (para esas horas) y piensas que tu situación no es mejor que el tío que acaba de activar una bomba con su peso y que si libera la presión saltará por los aires.

Sabes que tú también saltarás por los aires de la hostia que te va a meter tu madre porque son las seis de la mañana y tu hora de llegada eran las dos. Sabes lo que te espera, y lloras. Sabes lo que te espera e imploras un milagro para poder salir vivo de ésta.

La divina providencia se ha cruzado en tu camino o quizás haya sido tan sólo la conjunción de los astros, prometes chequear tu horóscopo mañana para salir de dudas. El caso es que oyes un gemido de mujer que se acelera y va ganando en decibelios, calculas bien el intervalo del ruido sincopado y esperas un poco a que el aullido gane potencia y quitas el pie.

La refriega sexual sigue su curso y tú te desvías al ala de la casa segura, lugar donde te espera un lavabo confortable y una noche plácida dónde redimirás tus horas de sueño y resaca.
Sabes que en el próximo test gilipollas que te hagan dónde aparezca la pregunta “Has oído follar alguna vez a tus padres”, tendrás que pasar palabra o intentar al menos quitar esa imagen mental de tu cabeza… pero eso ahora es lo de menos. O no.

lunes, 12 de agosto de 2013

la gota malaya

Oía el goteo del grifo del lavabo, incorporé el ruido a mis monótonos pensamientos ya que su lenta cadencia se mimetizaba casi a la perfección con el ritmo de mis neuronas. Tenía la cabeza embotada pese a no haber bebido esa noche, lo cual era infrecuente últimamente.

¿Y si no puedo dormir por qué no he bebido?- cavilé. Recuerdo estar sumamente cansado y que el colchón me abrigaba, no más bien me abrazaba de forma violenta. Pensé en alargar el brazo y poner en marcha el ventilador pero me pareció una tarea titánica como si en mi interior, dos fuerzas muy iguales- la actividad vs la inoperancia- estuvieran librando una ardua batalla.

Recordé el artículo que escribí hace años en el magazine del periódico sobre el insomnio y varios remedios para combatirlo al alcance de todos. Pero al segundo, tras un rastreo mental rápido por todas y cada una de las opciones que en su día ofrecí, descarté seguir las indicaciones de mi artículo. Me acordé del hombre chino que más aguantó sin dormir antes de caer desplomado, eran 70 horas? Por un momento, visualicé un fotograma donde yo salía con un diploma del record Guiness por ser la persona que más ha aguantado sin dormir y no haber muerto. Fijé el zoom en el certificado y ponía 900 horas. Lo cual me pareció a todas luces una barbaridad ya que supone no pegar ojo en 37,5 días con todas sus horas, minutos y segundos.

Esa cifra me hizo dudar acerca de la posibilidad de haber caído dormido y estar en medio de un sueño. Un sueño, como muchos, inconexo y sin ningún significado aparente. Y en medio de esa confusión, el hilo musical de la gota de agua desapareció y con ella mis pensamientos.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Juego de Tronos

Poca intimidad, casi ninguna de hecho. Poco más allá de verle los calzones a rayas mientras se cambia de espaldas y medio tapado por la puerta del armario. Se preguntarán que porque uso un medio tan público para ventilar mis hostilidades con mi marido, el Senador Williams.

El Senador es un hombre recto, serio y cumplidor. Buen padre de familia y un gran patriota. Iza la bandera cada mañana en nuestra casita de las afueras de la ciudad. Conduce un coche americano, bebe cerveza mientras mira el béisbol y lloró desconsoladamente (como todos) el 11-S.

Los basics los cumple ampliamente. No piensen que entraré en temas de alcoba y mucho menos voy a acusarle de ser homosexual, no van por ahí los tiros.
Mi queja es más profunda, no he visto cagar nunca al Senador Williams. Es obvio que lo hace pero nunca lo ha hecho en mi presencia y eso me tiene mosqueada. Lo encuentro una profunda falta de respeto y de intimidad. Mis amigas del bridge suelen comentar a menudo sus conversaciones con sus maridos cuando éstos o ellas mismas están sentados/as en el trono.

Según me cuentan, ese momento es una clara encarnación de una lucha cuerpo a cuerpo ya que el tronista usa armas químicas (a menudo de destrucción masiva) mientras el otro (si es capaz de sobrevivir a la densa atmósfera) tiene libertad de movimientos y de palabra ya que su oponente se halla anclado al agujero sin poder reaccionar de inmediato.

Comentan también que es el signo de mayor confianza en una pareja, es lo más íntimo suele comentar mi amiga Daisy. Nunca me lo había planteado antes pero encuentro que a nuestra relación le falta ese punto culminante y es por eso, que Senador Williams (Joe) le (te) pido encarecidamente que a partir de ahora cague (s) delante de su esposa (tu dulce Lili).

Aprovecho la columna que tan amablemente me ha cedido el editor del periódico (el Sr. Smith) para animar a las señoras que sufren esta carencia en silencio como yo que se alcen y que pidan a sus maridos entrar en esta contienda tan íntima y personal.

Firmado,
Lili Williams
Esposa del Senador Williams
Estado de Illinois

lunes, 5 de agosto de 2013

Salvemos a Golo

Golobardo era niño de facciones redondas y de panza prominente. Le solíamos llamar Golo a modo de diminutivo y por su afición a las gominolas. Él detestaba que lo nombráramos así pero pronto todos olvidamos su verdadero nombre.

Solía vestir camisetas a rayas horizontales que no hacían más que magnificar su oronda figura. Recuerdo que en nuestros interminables partidos de fútbol, contrariamente a lo que cabría esperar él era el primero en ser elegido por los capitanes. El motivo es que Golo era un excepcional cancerbero, no tanto por sus habilidades técnicas sino por motivos de envergadura y el reducido tamaño de las porterías que usábamos. Cuando exigía poder jugar en otra posición el capitán de turno le disuadía cantándole un par de milongas acerca de lo imprescindible de su actuación bajo los palos. Y como no, claudicaba.

Golo era pan con chorizo y manchas de lentejas en los pantalones, gotas de sudor en la frente y olor a tocino pero con cara de buena gente.

viernes, 28 de junio de 2013

Joe y Sally y los parecidos razonables

“Joe, no me lo puedo creer. Otra vez pretendes dejarme aquí tirada, en la estacada. Eres un cretino, un inmaduro y un gilipuertas de campeonato”- Sally
“Nadie dice gilipuertas ya. Se ha quedado demodé”- Joe

“YYYYYY,….gilipollas!!! Eso es lo único que se te ocurre decir? Ya me lo decía mi madre, este tipejo es un niñato que sólo piensa en él, en su música y en tomarse una cerveza”- continuó Sally

“No le falta razón a la vieja”- respondió con cierta sorna.

“No la llames vieja joder, sabes que lo odia. No sé cómo lo haces pero siempre consigues enfangar a otros en tus historias. Eres un liante y un niñato”- siguió ella.

“Eso ya lo has dicho. Lo de niñato digo”- impasible Joe.

“Tú te crees que siempre es verano, que todas las chicas caerán rendidas a tus pies con tu próximo hit y que la vida es el puto anuncio de Estrella Damm con colegas, birras, paella, piscina y música. Y no, no es eso. Es mucho más”- chilló Sally.

“O mucho menos, según se mire”- continuó Joe mientras acababa de empaquetar sus últimas cosas.

“Nunca lo has dado todo, en cambio yo,…” empezó a llorar Sally.

“Sabías cómo era, nadie te puso en la pistola en la cabeza, no me cuentes tu vida ni cuentos chinos. Me voy a ver mundo, a desconectar y a tomarme una birra. Ciao”- y cerró la puerta tras de sí.
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Se podría decir que yo soy Joe (salvando las distancias) y que Sally es Toscanablues. Necesitamos un receso y a la vuelta (o antes o después o nunca) ya veremos.

viernes, 7 de junio de 2013

compañeros de viaje

Amorrado a la minúscula ventanita que permite el intercambio entre vendedor y comprador, él le dice que se cuide que ya no es una niña y que no debe hacer tonterías. Ella guarda el boleto de la ONCE en el enorme monedero y le dice que él se aplique el cuento que le ha crecido la barriga una barbaridad en el último año. Él ríe, se ajusta sus gafas y se rasca la panza a modo de protección. Cada día que se ven y eso ocurre cada viernes al mediodía se profieren las mismas muestras de cariño ya que pese a que parezcan ataques en el fondo son justo lo opuesto.


En otra parte de la ciudad, Franco que pese su nombre es un hombre alegre le sirve la copita de blanco al Sr. Creuat que pese a su nombre es un hombre dialogante. Se conocen desde hace varios años y sin embargo siempre hablan y discuten de lo mismo, fútbol. Con el tiempo, los sujetos de sus frases han ido variando desde Hugo Sánchez y Lineker a la actual (y cansina) comparación de Crisitiano y Messi. En lo único que coinciden es que el fútbol ya no es lo que era, la pasión en las gradas se ha matado en pos de la seguridad, los jugadores han pasado a ser hombres de verdad- de los de pelo en pecho dice Franco- a anunciar cuchillas para depilarse el torso y peinados horrendos. Discuten pero no saben pasar sin su discusión diaria.

Vamos, lo que viene siendo Social Networking en estado puro.

martes, 21 de mayo de 2013

Esto lo cubre el seguro?

Ellen es una mujer atormentada. Lo asume con una naturalidad pasmosa pese a la carga emocional que ello conlleva. Las clases de canto son de las pocas cosas que consiguen atraer toda su atención y abstraerla durante un rato de las batallas que se libran en su cerebro. El problema radica en que sólo tiene clases los martes, los jueves y los viernes dejando una clara ventana al agotamiento cognitivo el resto de la semana.


Su psicoanalista no consigue dar con la tecla, no sabe bien qué es lo que provoca tal torbellino de serotonina incontrolada pese a los casi dos años de terapia que llevan juntos. Es la única vez que el Dr. se ha planteado devolverle el dinero que ella ha invertido ya que sospecha (sabe) que no la ha ayudado en nada. Su afán por el dinero, por las fiestas con champán y los coches descapotables le hace abortar de tan buen propósito.

Hoy toca consulta y Ellen se muestra especialmente taciturna y seca con el Dr.

¿Por qué crees que las clases de canto te ayudan? - pregunta él.

¿En serio, tenemos que volver sobre esta cuestión? No creo que el hecho de preguntarme más de cien veces una misma cosa, hará que mi respuesta cambie - ella.

Te noto irritada. ¿Algo que explique tu humor? - el doctor.

Pues sí - dice ella poniéndose en pie. Empieza a desabrocharse la blusa y el pantalón.

Creo que te estás equivocando de camino - dijo él (sin quitar ojo, por otra parte).

Tú sí que andas perdido en medio del bosque - dice ella completamente desnuda.

Coño – dice él.

Exacto, ese es mi problema o más bien la falta de éste o de un pepino cósmico, no te jode- dice ella imitando el gesto de Hugo Sánchez.

No sé qué decir – él.

Devuélveme la pasta inútil – ella subiéndose los pantalones.

viernes, 3 de mayo de 2013

Pastores del mañana

En Oklahoma han creado la escuela de “pastores del mañana”. Dos personajillos avispados se han dado cuenta que en esa parte de USA hay muchos “Luneros al sol” ávidos de que alguien les dé una alternativa a su monótona rutina. La escuela presume de enseñarte los preceptos básicos de todo buen pastor para triunfar. Cuando hablan de pastor no se refieren al amigo de Heidi ni al colega de Wyming, el maestro reverendo.

El concepto “pastor del mañana” tiene un toque friki, sin duda, estilo “bienvenidos a la iglesia de la cienciología”. Es cierto, lo admito. Pero la iniciativa me ha llamado la atención casi me atrevería a decir que me gusta por absurda.

Para ser un pastor del mañana debes cumplir algunas de éstas:

- Ser de algún modo inconformista (el folleto dice que si llamas para informarte es una clara señal de inconformismo)

- Estar pasando un mal rato(según ellos, la opulencia no deja desarrollar tu potencial)

- Tener miedo a fracasar (ese miedo será tu propulsor y lo que guiará tu ascensión a lo más alto)

- Sueños de grandeza (el primer paso para ser grande es pensar a lo grande)

- Esfuerzo (ahí no dicen nada pero intuyo que los $2000 que cuesta el curso se podría asociar a esfuerzo (y grande))

Lo dicho, faltan pastores del mañana que nos guíen y nos alumbren el camino,…

P.d.- no tengo ni idea si en Oklahoma hay una escuela de éstas (imagino que no) pero me apuesto algo que más de uno (y de dos) pagaría…

viernes, 26 de abril de 2013

La penúltima

Las copas alineadas e impolutas. Los taburetes de la barra ordenados y brillantes. Las mesas con su lamparita especial y típica de un pub inglés. Los sospechosos habituales hemos dado un paso al frente y estamos listos para la batalla.


El bar da gusto verlo, está lleno de gente guapa y con ganas de pasarlo bien. Cuando hablo de guapos no sólo incluyo a los atractivos sino a los simpáticos, amables, cachondos, creativos, imaginativos, seductores, parlanchines, listos, en fin a buena gente. Dignas personas que pese a estar indignadas no pierden la buena cara y saben disfrutar de lo auténtico, un rato entre amigos.

No hay mejor terapia me ha dicho mi psicoanalista esta tarde. Lo he meditado, incluso diría que lo he barruntado y el ambiente que veo ante mis ojos me lo confirma. Ver al señor Pous disfrutar de su copa de coñac con su inseparable “amiga” Daisy es impagable. Girar la cabeza y encontrar a los cuatro mosqueteros- como se autodenominan- cuarentones con más gin tónics en su haber que toda la población noruega junta es una delicia. Las m.i.l.f.’s se han reunido de nuevo hoy y saben que van a dar guerra al personal. Fantástico.

Hoy es viernes y tenemos que ganas de pasarlo bien.

P.d.- post dedicado a todos aquellos (y hay unos cuántos) que últimamente han tenido un día de mierda.

lunes, 22 de abril de 2013

A oscuras

Estamos en al año 2043. La mayoría de cosas siguen aparentemente igual que hace treinta años. Al menos, las más básicas. No obstante, ha habido un hecho relevante que ha cambiado buena parte de las costumbres de los habitantes del planeta.


Ya no hay luz. Estamos completamente a oscuras, ni luz solar ni lunar ni mucho menos artificial. No estamos cerca del fin del mundo, tan sólo han cambiado las condiciones de vida. Algunos todavía se preguntarán el motivo de la pérdida de luz. Hay infinidad de teorías y muchas aducen al excesivo gasto energético de antaño lo cual provocó una polarización del campo beta y una deionización del plano beta que impide que el flujo de energía- que lo hay- se transforme en luz.

Dicho esto, lo bueno es que la calefacción funciona y el agua caliente también pero lejos quedan los días de internet, ordenadores, ipad’s,… el Gran Apagón Tecnológico lo llamaron los expertos. En un principio el caos fue significativo y costó llegar a una relativa tranquilidad. No es por alardear pero considero que me he adaptado bastante bien a estas condiciones de oscuridad.

“Papá, ¿te han puesto ya las gotas para las cataratas?”- se oye de fondo.

Será imbécil, murmullo por dentro. Otro día sin ligar en el “ciberchat intergaláctico del nada es lo que parece”. Ya la tenía, la marciana se había tragado el rollo de que vivimos a oscuras.

Putas cataratas de los cojones!

viernes, 19 de abril de 2013

Sweet oldies o dulces abuelas

Ahí estaban ellas, tranquilas y serenas con la mirada perdida más allá de lo que acontecía a su alrededor. No es que pasara nada grave cerca de ellas pero si así hubiera sido el caso, ellas no se habrían percatado.


Flor estaba sentada en su silla de ruedas, con las manos cruzadas sobre su regazo. Llevaba una gafas de sol de concha que parecían marcar última tendencia pero para ser sinceros habían obrado en su poder desde tiempo inmemoriales. La manta a cuadros encima de las piernas tenía su lógica dado el intenso frío que se había alojado en la ciudad desde el viernes pasado.

Margaret estaba de pie a su lado y parecía ser esa atenta amiga que presta ayuda a su desvalida compañera de hazañas vitales. Un bolso de piel de cocodrilo y una vestimenta muy clásica tirando a “naftalinosa”.

Hacían cola en el banco. Había bastante gente delante de ellas pero eso no parecía inmutarles ya que estaban absortas y pensando en lo suyo.

Llegó su turno. Margaret empujó la silla de Flor. Flor descruzó las manos y se atusó el flequillo bañado en laca. El cajero del banco, un chaval no mayor de 25 años, levantó la cabeza después de decir el clásico “buenos días, en qué puedo ayudarla”.

Flor sacó una pistola de debajo de la manta y se levantó de forma ágil.

Sonrió al chaval y le dijo: “A quien llamas vieja chocha ahora?”

martes, 16 de abril de 2013

Redecora tu vida

Me imagino una casa con un gran ventanal en el salón que permite una generosa entrada de luz con vistas a un frondoso bosque. El mobiliario y el estilo son claramente nórdicos, todo funcional pero de diseño, sencillo pero con los detalles necesarios. Imprescindible la fuente con frutas fresca en medio de la mesa larga de madera que domina el comedor. El salón, discreto con dos sofás más bien pequeños y una televisión también pequeña. Un porche, claramente ganador en las noches de verano.


Arriba las estancias sencillas y nada ostentosas, sólo lo imprescindible, cama, mesita y lámpara. La chimenea no puede faltar, sin eso todo lo demás carece de sentido. Lavabos claros y con mucha luz. La cocina debe ser la joya de la corona, amplia y grande ya que será el centro neurálgico de la casa cuando vengan los nuestros, los sospechosos habituales. Espacio para el vino y una barbacoa fuera para los fines de semana.

Me gusta, la cabaña-refugio va tomando cuerpo.

“Señor Antúnez, ya puede pasar a su sesión de quimio”- interrumpe ella.

“Le han dicho alguna vez que tiene la dudosa virtud de llegar en mal momento?”- contesto.

“No entiendo”- dice la enfermera.

“Yo tampoco entiendo muchas cosas y aquí me ve”- bajo la cabeza.

jueves, 11 de abril de 2013

Desactivando bombas

Mentiría si dijera que me sorprendo a mí mismo observando vidas ajenas. Vuelvo a no decir toda la verdad cuando digo observar en vez de espiar. Estoy sentado en un café de París, cerca del gran ventanal pero no al lado, lo cual me da cierta ventaja estratégica ya que puedo mirar con cierto descaro sin ser descubierto.

Observo-perdón, espío- a un grupo de cuatro jóvenes. Dos parejas en los inicios de la dulce treintena que han escogido vivir sin más presión añadida que la de ir a trabajar, pagar el alquiler y quererse mutuamente. No les culpo, si acaso les envidio a ratos. Disfrutan de un mediodía raramente soleado en la ciudad legendaria con copas de vino y deliciosos platos a su alcance.


Sin apenas darme cuenta, imagino sus vidas. La chica morena de pelo rizado no es guapa ni fea pero tiene estilo por lo que descarto cualquier actividad profesional técnica o contable. Se nota que se cuida y le gusta agradar. Decido que se llama Amélie por su sonrisa radiante y gesto amable.

La castaña de pelo liso es más guapa que no atractiva. Lo sabe y no lo disimula. Su rostro es más duro que el de Amélie dada la marcada angulosidad de sus facciones. Es más alta e intuyo que tiene mejor cuerpo pero tiene pinta de tiburón del marketing y decididamente no es mi tipo. Decido que se llama Anne.

-Cariño, el enano se ha cagado. ¿Puedes cambiarlo?-

Y de la magia y fantasía de París y sus chicas a la Tierra del chapapote.

-Esto te va a costar una noche sin salir a los 16- le digo al enano mientras desactivo el artefacto.

miércoles, 3 de abril de 2013

Buffalo soldier

Intuyo que es uno de esos momentos. Uno de tantos pocos, dónde uno sabe que el rumbo de su vida está cambiando y que lo que está pasando en estos escasos segundos retumbará para el resto de sus días.


Te miro fijamente a los ojos, los cuales han perdido el brillo natural. Ha sido instantáneo, como darle al “off” y ver cómo se desdibujaba la expresión de tu cara. Tus facciones han pasado de mostrar una rudeza extrema, situación normal dadas las circunstancias, a trazar el camino al vacío.

Fusil en mano, me agacho y te arranco la cadena que llevas colgada al cuello. Limpio el barro incrustado en ella para intentar adivinar algo de tu vida. Leo un nombre, impronunciable en voz alta, y veo una fecha grabada. Tan sólo tienes- tenías perdón- 17 años y acabo de parar tu reloj.

Por unos escasos segundos me imagino tu vida adulta con una mujer y un par de hijos primero y con varios nietos después. Pero no va a ser así. Era tu reloj o el mío.

Miro mi muñeca y veo que las manecillas siguen su curso habitual sin alteraciones dignas de ser comentadas. Giro sobre mis pesadas botas después de haber sacudido el denso barro que se acumulaba en ellas.

Era él o yo, me digo,…pero no puedo evitar llorar al pensar que hoy he matado a una persona- la primera de una larga lista- si quiero salir de este lodazal. Vestido de verde y con una justificación pero eso no me consuela.

jueves, 28 de marzo de 2013

Filosofía de la vida

Entraste por la puerta como quien abre unas natillas de chocolate, sin cuidado y con tus grandes ojos redondos clavados en tu objetivo. Éste a la postre fui yo. Podría decir que me pilló desprevenido y que aquello no lo había planeado. Incluso podría confesar que me perdí en el cóctel de las sensaciones momentáneas y que tan sólo vislumbré la magnitud de todo cuando el vaso estaba ya vacío.


Lo podría decir pero no lo he dicho. Ni lo digo ni lo diré. Sería mentir al respetable y a éste lo tengo en gran estima y mediana consideración, por lo que tan sólo afirmaré lo innegable. Eres joven y todo en ti está intacto, o eso quiero pensar. Yo soy un profesor de universidad con algunas-bastantes horas de servicio a la comunidad y cuyo temario de historia de la filosofía hace tiempo ya que ha pasado a ser parte de mis actividades mecánicas que realizo sin pensar. Se fue la magia del otrora maestro del pensamiento clásico de los griegos, sin rastro de pasión y con más ganas de pensar en mi plan de jubilación que en los sofismas perdidos de nuestro tiempo.

Por eso, verte fue una brisa ligera que suaviza el bochorno. Tocarte fue algo parecido a una experiencia espiritual, sentirme dentro de ti fue simple y llanamente abrumador.

Como me gusta mi nuevo Mustang descapotable.

martes, 26 de marzo de 2013

Tristezas relativas

Alpargatas que se pierden en el armario del olvido,
Limones que recuerdan un tiempo pasado,
Ni mejor ni peor si acaso más vivido,
Lo cual no me impide añorar lo amado.

Conversaciones de ida pero sin vuelta,
Risas impostadas que se cuelan en mi copa,
Toques añejos de lo que un día fue una espuela,
Para una tristeza que ha decidido vestir mi ropa.

Libertades que nunca fueron de recibo,
Más de pase usted señor y de dietas pagadas,
Gestos que nunca rememoraron nuestro activo,
Sin más sombras de las crónicas ya anunciadas.

Tardes de verano que mecen mis intrigas,
Cafés que nunca serán espressos,
Puentes que se pierden sin sus bigas,
Y yo todavía esperando uno de tus besos.

lunes, 18 de marzo de 2013

La culpa, de la LOGSE

Nunca pensé que ése día sería el inicio del fin. De hecho, recuerdo nítidamente pensar, ese mismo día de autos, que era la persona más afortunada del mundo después de gente como Faemino y Cansado o el Wyoming (gente que es capaz de descojonarse en el curro y les pagan a final de mes).


Ese día fui informado que me habían seleccionado para el puesto de probador de helados cremosos de Frigo. No cabía en mí de gozo e ilusión. Después de años de soportar las típicas coletillas de “sin estudiar no se llega a nada” o “el día menos pensado te veremos en el metro pidiendo limosna”, ahora podía hacer frente a mis acreedores morales y decirles, tengo un curro. Un curro que mola más que el vuestro y dónde voy a triunfar. Soy el puto master del universo del helado cremoso. Cada vez que os comáis un helado, recordaréis mi nombre. Cada uno de esos postres dulces que os zampéis, engrosarán mi cuenta.

Vale, me flipé un poco. Lo admito. El primer día de curro, me hicieron vestir de blanco con una bata y unos pantalones (un poco mariquilla pensé) pero no dije nada. La guinda vino con el gorrito. ¿En serio me tengo que poner este gorrito de “Srta Francis en plena ducha de los domingos” (vamos hombre, esto acaba con el sex-appeal de cualquier tío incluso cuatro horas después de haber salido del curro)?.

Accedí. Pensé que tan sólo era una piedrecilla en el zapato. Perdón, zueco y encima blanco. Sin comentarios. Si mis acreedores emocionales me vieran se descojonarían en el minuto uno.

A lo que iba, siempre pensé que sería capaz de combinar y crear gustos increíbles. Error, los gustos se deciden en un comité de tendencias. ¿Perdón? Aha, como los leéis, los probadores tenemos poco qué decir ya que las tendencias del mercado de helados están altamente relacionadas con las de la moda, la bolsa y el fútbol. Paso, no esperéis que os explique los links.

Tan sólo deciros, que he engordado mis buenos veinte kilos y mi azúcar en sangre está a punto de ser sangre en azúcar. Y para traca final, hoy leo: “Frigo reconoce haber usado semen de caballo para la mayoría de sus helados cremosos por su alta viscosidad y rico en azúcares saturados”.

Vomitera ipso facto, y el primer pensamiento que me viene es “varios polos o helados cremosos cilíndricos al día más semen de caballo=….niño, mejor haber estudiado”.

La culpa es de la LOGSE.

miércoles, 13 de marzo de 2013

La teoría del paraguas

Un hombre, con más parsimonia que decisión, mira por la ventana. Es un día lluvioso, como hoy, y la gente, ese ente colectivo que anda por la calle, usa sus paraguas. Dicen ,los que creen saber algo de este circo, que se puede saber mucho de la gente, ese ente colectivo, por el tipo de paraguas que usan . Estos expertos de la universidad de Nowhere-land afirman que los parámetros a mirar son varios, empezando por el color, los materiales, la forma del mango y como no, el tamaño.


Un color oscuro denota seriedad frente aquellos que usan colores llamativos o dibujos. Los materiales pueden darte una pista del estatus social aunque esa es una afirmación algo temeraria a mi juicio ya que, por ejemplo, si bien es cierto que aquellos artilugios que contengan madera en el mango y grafito bajo la lona proporcionan caché al sujeto en cuestión no es menos cierto que comprar en los “chinos” está de moda. Por tanto, no puedo dejar de imaginar a algún/na friki-noble (no confundir con noble-friki) alardeando de su fantástico paraguas de plástico (tóxico) de tres euros que compró en el chino de al lado de casa.

Dicho lo cual, los expertos de Nowhere-land dedican un punto y aparte al mango y al tamaño. Mango recto y largo es más típico de personas deportistas y más concretamente a gente, ese ente colectivo, que practica el golf. Mango recto y corto, claramente denota una conexión directa con la comunidad china. Mango en forma de “u” y largo, se asocia al mass-media, ese ente colectivo lemming incapaz de innovar. Por último, mango en forma de “u” y corto, es una rara avis con altas dosis de autoconfianza.

Y luego están los outsiders, los que nunca llevan paraguas. Llámalos outsiders o despistados,…que quizás se ajusta más a la verdad.

viernes, 8 de marzo de 2013

Tragedias domésticas

Leo la nota de nuevo con lágrimas en los ojos. Ese trozo de papel raído de cualquier manera que denota unas prisas enormes y una ansiedad sin parangón. Lo puedo llegar a entender pero no por eso dueles menos. Probablemente duela más porque en su fuero interno, un servidor (que ha servido más bien poco en las últimas lluvias) sabe que el riesgo estaba ahí y dejé que el tiempo fluyera cual agua en el manantial divino.


Una lagrima se escurre y salta al vacío en busca de una piscina mejor pero se topa de bruces con el suave almidón del papel de la nota. Una almidón que si mal no recuerdo es reciclado y que proviene de Brasil y le confiere una textura más “gayer” que diría Alf a mi realidad más inmediata.

No más de veinte palabras, ordenadas cuidadosamente con guiones que marcan el fin de una era. Comprendo que ya no hay marcha atrás, la vida se va a tornar oscura. Y eso, duele. Me siento en el taburete ya que necesito recobrar el aliento. Un buen abogado argumentaría que me lo han robado con “diurnidad” y más bien poca alevosía.

Ya está. Es definitivo. Lo asumo. Me levanto y cojo el carro.

Me has mandado a hacer la compra. Todo son productos biológicos y bajos en sal.

Ni cerveza, ni yogures molones, ni ese quesito curado acompañado de un jamoncito sabroso. Me lo has quitado, nos lo has robado.

Arrastro los pies en signo de protesta y derrota.

Sigo llorando.

viernes, 1 de marzo de 2013

Spy Game

Una moneda con la cara de Franco. Dios, qué recuerdos. Una goma de pollo que ciertamente ha perdido su característica básica, la elasticidad. La esquina de una hoja de un cómic que no consigo identificar pero que a juzgar por el amarillo del papel tiene más de quince años. Migas de pan fosilizadas que se juntan con la mugre habitual del suelo de los coches. Ahí, embutido entre los asientos de la segunda y tercera fila del Patrol, tan sólo alcanzo a pedir que por favor no haya un condón usado en vías de momificación. Eso sería a todas luces asqueroso. El simple hecho de pensar en ello me revuelve el estómago y recurro a hundir la nariz en mi jersey en busca de un olor que me permita desactivar los pasos previos al vómito.


Nunca pensé que espiar fuera tan aburrido. A menudo soñaba con descubrir grandes engaños que me encumbrarían a las portadas de los periódicos. Ser el chivo expiatorio que desmantela un gran complot internacional. Ah, qué grande ser espía, pensaba.

El día que fui a escoger qué hacer después del COU, no encontré la carrera o los estudios de espía. Raro, me dije. Pregunté en secretaría y la siempre amable funcionaria, me preguntó simplemente si yo leía muchos cómics y siguió a lo suyo. Sin mucha alegría, busqué algo que se pareciera. Descarté Física, Matemáticas y Filología Portuguesa por causas obvias. Sopesé Derecho y Económicas ya que me podían servir de base para descubrir pufos. Pero no. Estudié la opción de INEF pero cuando vi que Esgrima era una asignatura troncal me imaginé ridículamente vestido con el florete y como que no. El rato pasaba y claramente las opciones se perdían en el blanco del papel. Me fui para casa con el agrio gusto de la incertidumbre.

No sé qué hice al día siguiente. Ni al otro. Ni el de después.

Lo único que sé es que soy Certificador de Siniestros de la Aseguradora de Don Pérez. Vamos un espía venido a menos o para ser justos, que nunca vino.

jueves, 21 de febrero de 2013

Frases Míticas- Episodio 2

(lo prometido,...)

Suspiro profundamente como si soportara el peso de la humanidad sobre mis hombros. Estoy agobiado, no lo puedo ni quiero negar. Es uno de esos momentos dónde la birra o el vino reconfortan tu maltrecho ánimo. No solucionan el problema, está claro, pero el alivio es instantáneo. La falsa alegría vestida de creciente modorra ayuda a desconectarte de tus preocupaciones.


Lo de hoy, sin embargo, es grave. Intuyo que pasaré directamente al vodka. Hoy no tiene sentido coger carreteras comarcales que dulcemente te llevan a un estado de sopor que te ayudan a sobrellevar el mal trago. No deja de ser irónico el hecho de recurrir a los tragos para compensar un mal trago. No me hagáis caso, es tan sólo una reflexión semántica estúpida que no aporta nada nuevo. Lo que os decía, hoy optaré por la autopista, el vodka puro y duro.

Hoy me invade el “sálvese quien pueda o el vuelva usted mañana” de Sabina. Es posible que me levante amorrado a la taza de un váter o en un tren hecho un yakas dirección a Valdelinares o Valverde de Burguillo, me da igual.

Desde aquí, un beso a los míos.

“Paco qué haces?”- ella

“Mmm…ehhh, nada”- escondo el papel.

“No te estarás pajeando mirando tetas y culos de tías guarras?”- ella

“Vaya, me has pillado”- suspiro aliviado

“Y dónde la tienes?”- ella

“Dónde tengo qué?”- desconcertado

“La minga, coño, la minga que va a ser. Paja igual a minga fuera del pantalón, no?”-ella

“Ahh no, es que es una paja mental”- yo

“Desde cuándo te haces pajas mentales?”- extrañada

“Toda la vida”- yo

“Cada día estás más tonto. Se puede saber quién me habrá puesto la pierna encima para que no levante cabeza? Gilipollas”- dice ella recogiendo los platos de la mesa.



De hoy no pasa, tengo que ser valiente.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Titulitis

“Señor, no fue tan grave el incidente”


“Las valoraciones déjamelas a mí aunque es obvio que tú y yo tenemos posturas diametralmente opuestas”- señala el Boss.

“Tan sólo fue un zarandeo leve y unas suaves palabras, señor”- prosigo con mi defensa.

“Cuando tú dices zarandeo leve yo leo empujón que le causa una caída. Caída, que por cierto le provoca una rotura del codo y una flamante demanda a la compañía. Para más inri, cuando comentas que tan sólo fueron una suaves palabras, en mi cabeza tan sólo resuenan improperios tipo “cabrón engreído engominado de mierda” o “te vas a tragar la bandeja con los vasos incluidos, cerdo”- afirma el Boss.

“Está claro que lo vemos diferente”- alcanzo a decir.

“Esta vez te has pasado. Voy a claudicar y no te voy a defender delante de la comisión. Me tienes hasta las pelotas”- confirma el Boss. “¿Se puede saber qué cojones te dijo para qué te pusieras así?”

“Azafato”- contesto.

“¿Azafato? ¿Tan sólo te dijo azafato y tú le das una paliza? Tú estás chalado, tienes un problema y de los gordos nene”- dice el Boss.

“Que no soy un puto azafato, coño. Soy personal cualificado de cabina, joder. Llevo corbata y soy educado”- me defiendo.

“Y sirves comida y cafés, eres un puto azafato. Gilipollas”- el Boss.

“Retírelo. Retire que soy un puto azafato”- mi ira va en aumento.

“Perdón, retiro lo de puto. Azafato, lárgate. No te quiero ni ver”- el Boss me provoca.


Lo siguiente que recuerdo es pasar a disposición judicial con cargos criminales. En la cárcel leo en portada de un periódico “Un azafato mata a su jefe con la bandeja de las bebidas”

Que no soy un puto azafato, joder- pienso. Mataré al periodista que firma la noticia.

lunes, 4 de febrero de 2013

Frases Míticas- Episodio 1

Objetivo: Construir un relato en torno a una frase mítica ya sea de una peli, serie o que se haya colado en nuestro argot. Los que leáis este post y queráis que escriba un relato con una frase en concreto, sólo tenéis que dejarlo en forma de comment!


Objetivo Real: dinamizar el blog, está más muerto que Chanquete!!!!

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Arrodillada ahí en el confesionario todo tomó un rumbo diferente al esperado. Desde un principio, tuve claro que quería, que necesitaba confesarme para así purgar los pecados. Aunque para no mentir, debo decir también que tan sólo quería redimirme de alguno de ellos, no de todos. Unos tantos eran pecados en el sentido más estricto y puritano de la palabra pero mi conciencia se hallaba más que tranquila.

O eso pensaba yo. Fue hincar la rodilla y todo cambió. De pronto, noté cómo el bien y el mal desataban una lucha sin cuartel en mi interior. Era como si yo fuera una espectadora sentada en la tribuna y tan sólo ejerciera de invitada de honor. No podía y no debía tomar parte. Me ahorraré los detalles acerca de la forma física y espiritual que tomaban ambos bandos. Sé que no me creeríais y que sería el billete directo a la sala blanca acolchada.

En medio de la batalla se colaban palabras sueltas que intuyo que eran las que el párroco iba diciendo siguiendo el manual de bolsillo. Debo decir que ese hilo musical para nada desentonaba en esa especie de quimera en la que me hallaba inmerso.

La distorsión de lo que iba viendo iba en aumento hasta que, de golpe, todo oscureció y una voz en off (concretemente, la de mi padre) decía (a mi madre):

“Mira lo que ha hecho la guarra de tu hija”

viernes, 1 de febrero de 2013

el diccionario

Es costumbre que palabras y expresiones adquieran un nuevo cariz o dimensión a raíz de los sucesos que se van produciendo.


Ejemplos, no faltan. “Yo corrí delante de los grises”. “Manolo es un rojo y Paco es facha”. “Tienes más mala hostia que un antidisturbios”.

En fin, es obvio que con el tiempo es posible que salgan a la luz nuevas expresiones. Propongo algunas:

- “¿Cómo quiere pagar? ¿Con IVA o en un sobre Mariano?

- El Estado saca a oposición 30 nuevas plazas para “inspector de bárcenas fiscales”.

- Está usted acusado de “3 porcienterismo” claro.

- El ladrón estaba especializado en estafas tipo palau-musica.

- Noos vamos a Suiza a cazar elefantes y con algo de Fortuna Noos comemos una Zarzuela y vemos a Corina.

- Noos llaman Bribones e incluso em-Palma-dos pero lo que pasa es que “Noos hemos equivocado y no lo volveremos a hacer”.

Señores (por llamarlos de alguna manera, de hecho se me ocurren varias maneras nombrarlos bastante menos decentes);

- Métanse los sobres por el culo. Si al menos hubieran pagado el sello!

- Cadena perpetua para los bárcenas por cutres, chorizos y cansinos.

- Molt honorable clase política catalana: prou d’anar legals i de que aquí no es manga. Banda de lladres!

- Borbones de mi corazón: si por mi fuera (y creo que no soy el único) os ponía en el primer vuelo de Ryanair sin facturar maleta (por tanto maleta pequeñita) y os enviaba al aeropuerto más cutre, con el avión más cutre y con el piloto más cutre y que use menos combustible!!!

Chusma!

SOMOS LA VERGÜENZA DE EUROPA!!!



lunes, 28 de enero de 2013

mis viajes en toalla

Estoy plantado delante de la pica del lavabo. Sigo inmóvil pese a que ya hace algunos minutos que he salido de la ducha. Es como si fuera otro, es raro pero me siento distinto a cuando entré a ducharme.


El vaho es denso y ayuda a esconder mis temores. Hace frío y decido pasar la mano por el espejo para ver qué es lo que me devuelve y salir de dudas. No me reconozco. A primera vista veo una espesa barba cuando yo jamás he pasado de ser un “niñato imberbe”. Paso la mano por la cara y no noto la barba, tan sólo la piel suave del que se afeita poco porque no lo necesita. Luego veo un pelo largo y cuidadosamente desarreglado que no coincide con mi pelo corto de siempre. De nuevo, paso mi mano por el cuero cabelludo y ni rastro de esa hermosa cabellera.

Me empiezo a marear y decido que lo mejor será estirarme en la cama y abrir la ventana para que entre aire fresco. Salgo del lavabo y me sorprendo a mí mismo en el andén de una estación de metro de nombre impronunciable. Sé que voy en toalla pero la gente ni se inmuta, parece que no les importa.

El metro llega y no para. He decidido que lo tomaré, no sé a dónde va pero es una clara señal. El siguiente tampoco se detiene. Me mosqueo. Me armo de paciencia y espero. Lo mismo.

Me levanto y decido preguntar a una chica de cara bonita dónde estoy y dónde va el metro. Pongo mi voz más sugerente ya que pese a estar en toalla o no, sin saber muy bien quien soy si el de la barba o el imberbe no descarto intentar ligar. Me aferro a esa gran frase de “hay que jugar todos los partidos y bajo cualquier condición”.

Ella se gira y dónde antes veía una cara bonita, ahora veo una cara arrugada, unas gafas de culo de botella y una dentadura postiza.

No entiendo nada.

Nada de nada.

martes, 15 de enero de 2013

Manual de supervivencia

¿Hola?


(Silencio). ¿Hay alguien en casa?

(Silencio). Entro de puntillas, sin saber muy bien porqué lo hago ya que no hay nadie o no parecer haber nadie al cual pueda molestar. Dejo las llaves en la cesta de siempre junto al montón de llaves que, vete tú a saber qué abren. El pensamiento abandona velozmente mi mente.

Todo está en orden. Demasiado en orden. Una sensación de angustia me recorre la espina dorsal. Me planteo porqué pienso en espinas dorsales cuando hay algo angustiante acechando. Céntrate, me digo. Es frase me traslada veinte años donde la Srta. Fernández me repetía exactamente eso en clase. Céntrate, Juan que si no te despistas.

¿Qué será de ella? De ella recuerdo, su bonita sonrisa y sus faldas coloridas. Ahora deberá tener unos sesenta por lo menos. Un crujido me saca de mis absurdas cavilaciones.

Tengo miedo. Algo no va bien. No consigo ver qué es.

De pronto, veo una figura de un tío en calzoncillos saltando por la ventana. Se ha enganchado con un arbusto del jardín.

“Que se haya liado con mi hija, por favor, por favor” pienso. “Nunca he llevado bien las bromas de cornudos”.

¿Cariño? Hola?

“Hola papá” -oigo

“Mmmm..Pedro? ¿Eres tú?- digo

“Sí, claro”

“¿Hay alguien más en casa?¿Tu madre, tu hermana?- respondo

“No”- responde

“Creo que tenemos que hablar, no crees’”- suelto con un tono asquerosamente paternalista.

viernes, 11 de enero de 2013

Mr. Postman

Farolas que alumbran tu estela al pasar  y yo tengo el privilegio de verlo cada mañana. Sentado encima de Lucy y, con la nariz pegada al cristal, te miro y te espero. Eres lo primero que pienso al levantarme. Te espero con ansia desmedida.

Tu andar algo desgarbado, tu pelo cuidadosamente despeinado y esas gafas redondas a lo Lennon te confieren un look muy personal. Eres parsimonioso como denota el hecho que arrastres tus pies al caminar, como si quisieras laminar el mundo a tu paso. Eres dulce y cuidadoso en las formas a la hora de ejecutar tu tarea.
Tienes una de las profesiones más antiguas del mundo, habéis perdido cancha en los últimos tiempos pero apenas se te nota. Pese a que no tenéis la inmediatez de otros servicios, la flexibilidad o la cobertura, sigo y quiero seguir pensando que sois imprescindibles.

Me gusta tu carro de color amarillo pero no negaré que me gustaba más cuando usabas tu Vespa destartalada con tu cartera de piel raída y ajada por el paso del tiempo.
Espero ansioso la carta de uno de los míos. Tarda pero sé que llegará.

Thank you Mr.Postman!     

miércoles, 2 de enero de 2013

Los imprescindibles- Reedited

Estoy impaciente. Hace días que no la veo y me muero de ganas de verla de nuevo. Cuando estoy con ella, el mundo, mi mundo, se para. El tiempo adquiere otra dimensión, los materiales distinta textura y mi mente se sumerge en océanos lejanos.

 Ella es dulce, su aroma es pura melodía y su voz lo más cercano a estar sentado en la Scala de Milán. Su contoneo es ballet clásico y su forma de calar el humo digno de Casablanca.

Cuando la veo, siento como mi yo interior me dice “sal al campo y disfruta” o “hoy me podría morir, soy el hombre más feliz del mundo”.

 Ah, llega tarde. Se retrasa. Sabe que eso me gusta, me excita soberanamente diría yo.

Se abre la puerta, aprieto los puños y deseo con todas mis fuerzas que sea ella.

Con sumo pesar, no es ella y me desespero.

 “Buenas tardes Reverendo, veo que su visita empieza a ser un clásico de los martes por la tarde. Ahora viene el chico, digo Marlene. No se apure”- dice la madame.
 
Sonrío y balbuceo algo que ni yo soy capaz de entender. Pero me da igual. La erección que tengo compensa sobradamente mi verguenza.