miércoles, 7 de octubre de 2009

Sigan a Ernesto

Cada vez estoy más convencido que hay que vivir a deshora, al revés que la mayoría de la gente. Estos días disfruto (enormemente) de mi permiso de paternidad (el INSS me acaba de enviar un SMS notificándome que mi resolución ha sido declarada favorable; cómo cambian los tiempos).

Sin ir más lejos ayer fuimos a jugar a tennis Ansel y yo en "prime time", es decir, a la una del mediodía. Cómo los ricos, qué digo como los mega-ricos.
"Aquí hay mucho cabrón que vive muy bien"- soltó Ansel.
"Ya te digo"- contesté mirando a la pista contigua donde un cincuentón devolvía las pelotas de su profesor.
Supongo que el tío debió pensar lo mismo de nosotros (dos pipiolos pero en edad de levantar el país haciendo el pena en tierra batida; cabrones!!).

Sí, amigos; ahí fuera el personal vive razonablemente y cojonudamente bien. Sospecho que en algún momento en su vida tomaron una encrucijada difícil y arriesgada pero que ofrecía un enorme potencial de crecimiento y bienestar. Chapeau por ellos.

Vota a Ernesto, tu salvoconducto para los partidos de tennis a mediodía y tu compañero de dominó en el bar después de la siesta!

Hala, ahí queda eso...

2 comentarios:

  1. Eh! Esa es la parte bonita... la fea es los domingos kurrando y las madrugadas escuchando al Gran Pou, diseñando y diseñando...

    Eso sí, que bueno ayer!!!

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