lunes, 9 de septiembre de 2013

juegos de manos

Se trataba de un juego de confianza. Uno de esos, que cuando te los proponen piensas que son una estupidez de dimensiones galácticas. Yo, a mi edad (sea la que sea), tengo qué hacer esto?- suele ser el pensamiento instantáneo y recurrente. Suele ser una actividad típica de cursos impartidos a empleados de grandes empresas.

Se buscaba crear y reforzar los vínculos con tu compañero, concretamente con el que se encontrara delante de ti. Se miraron a los ojos, ni una sonrisa aparente que relajara el tenso ambiente. Se vendaron los ojos, juntaron las puntas de sus zapatos, se dieron las manos y dejaron caer el peso de sus cuerpos hacia atrás.

En ese frágil equilibrio tenían que decirse la primera cosa que les viniera a la cabeza sobre el otro.

“Tienes las manos menos suaves que he tocado en mi vida. Son grandes, gordas y poco cuidadas. Tu piel está seca y tus dedos parecen morcillas. El hecho que no lleves anillo no me sorprende ya que o bien no tienes mujer, lo cual no es muy posible o si la tienes, es imposible que te quepa en esos dedos regordetes”- soltó ella de forma rápida, clara y contundente.

Su equilibrio se vio levemente afectado por que sin duda esa afirmación le había molestado.

“Gracias por tu sinceridad. Puestos a ser sinceros, de tus manos suaves, pequeñas, finas y muy cuidadas, deduzco que eres una persona de posibles. Una de esas niñas de papá que se aburren y dedican gran parte del tiempo a la manicura. Qué manos tan finas tienes niñita”- cargó él con ironía, mezquindad y con todo lo que pilló a su alcance.

El equilibrio se vio está vez más afectado.

“A ver paleto, soy pianista. Una gran pianista, he tocado en los mejores escenarios del mundo y ganado multitud de premios. De ahí que tenga que cuidar mis manos, mi herramienta de trabajo. Y mi padre murió cuando yo tenía apenas 12 años”- contestó ella en un claro tono desafiante.

“Disculpe “lady” pero un servidor es agricultor y poseo varios miles de hectáreas y soy el terrateniente más grande de este país. Mis manos son el reflejo de mi vida, trabajo duro, constancia y también son mi herramienta de trabajo”- dijo él no con poca irritación.

“Lo que yo decía, un paleto”- ella.

“Lo que yo decía, una gilipollas”- él.

Se soltaron de las manos y ambos cayeron al suelo. Una metáfora clara de lo bajo que habían caído en sus vidas ya que ambos, pese a ser diferentes, compartían algo: su afición a la botella y a empinar el codo.

15 comentarios:

  1. Ja,ja,ja, nunca hubiera pensado en este final. Muy bueno, por cierto.
    Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Detalles, gracias y me alegro que te haya gustado. Suelo darle un giro a los finales.
      Besote grande;)

      Eliminar
  2. Buen texto, engancha. Ambos se encontraron y conocieron en una terapia de grupo sobre alcohólicos anónimos. Acabarían siendo afines y parecidos entre sí: se ayudarían mutuamente en cada una de las sesiones que compartían.

    gracias tu comentario.
    un saludo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esilleviana; bienvenida! Pues sí, personas tan diferentes pero con un destino casi igual, milimétrico diría yo.

      Eliminar
  3. jajaja!!! Me gusta todo menos el final. ¿Por qué dices que empinan el codo!!??? No tienen por qué...Esta es una situación bien real en las dinámicas que se hacen en las empresas para mejorar el trabajo en equipo. En fin...las conozco muy bien...Las he vivido con pasión y confianza al principio, y con aburrimiento y obligación en segundas, terceras veces.

    Besos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pat; jajaja, vaya normalmente la gente aplaude los finales pero agradezco la sinceridad. Empinan el codo, porque es la gracia del post sino sería una simple dinámica de grupo (aburrida).

      Eliminar
  4. Hoooola Sandler, paso a decirte que estoy algo desconectada de blogger, como habrás visto, pero que te leo y me gusta lo que escribes últimamente. Podría decirte algo más elaborado o más gracioso o más original, pero si tuviera de eso estaría escribiendo en mi blog y no en el tuyo :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Rune; pensaba que siempre te gustaba lo que leías no sólo lo que hago últimamente, jjaaa (es broma). Pásate cuando quieras y ánimos que ya verás que las ganas y la inspiración volverán;)

      Eliminar
    2. Claro que me gusta siempre, pero como siempre te lo digo, pues me centro en lo que tenía sin comentar. Además, ya vale de peloteos, que los hombres os ponéis insoportables cuando se os dicen cosas bonitas :P

      Eliminar
  5. excelente metáfora, esa costumbre de emitir juicio muchisimo tiempo antes de conocer nada sobre la otra persona. Sea cercana o desconocida.

    muy bueno, un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Laura; bienvenida! Pues sí y que conste que yo soy el primero en pecar de eso (aunque no suelo equivocarme demasiado, jajaa) pero no deja de estar mal.

      Eliminar
  6. Fedora; gracias por pasarte y me alegro de que te haya gustado.

    ResponderEliminar
  7. Tan distintos y tan iguales.
    ES curioso lo que se puede llegar a deducir por el tacto de unas manos. Tal vez si hubieran enfocado bien toda esa capacidad de deducción lógica hacia un pensamiento positivo, habrían dado en el clavo.
    Pero claro, la gente tiene tendencia a la buscar lo negativo de los demás, supongo que es un sistema de autoprotección y elevación del propio ego... aunque en este caso y sin que sirva de precedente comenzó ella y él molesto, se defendió del mismo modo. (no sé si tiene una segunda lectura esta elección o ha sido simplemente aleatoria, lo cual tampoco le disculpa a él, conste)
    El caso es que ambos sacaron del juego su peor yo, justo lo contrario que pretendían tratando de sacar a relucir sus mejores logros. Ironías de la vida.

    Besos mediterráneos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gala; la elección fue aleatoria, no pretendía buscar una segunda lectura. Bueno, las dinámicas de grupo pueden sacar la bestia que llevamos dentro, jajaa.
      Gracias por tu comment, as usual!

      Eliminar