miércoles, 8 de junio de 2011

Mis conversaciones en un taxi (II)

Sí, amiguitos, sí. He vuelto a departir con ese gran colectivo, tan español y simpático como es el taxi.
Sants. 19:30. Salgo del Ave. Ha llovido a mares. El asfalto es una prueba circunstancial, los charcos son la prueba incriminatoria. Cola. Hago cola.
Me toca. Subo. Saludo. Me saludan. Indico el destino. Taxímetro en solfa. Disco en rojo. Verde. Parón. Un compañero de fatigas se ha parado obstaculizando el tráfico. Escurrimos el bulto.
Radio en marcha. Noticias. Una mujer muere asesinada a manos de su marido. No sé cuantas puñaladas que me hacen soltar una exclamación. El taxista calla. Sostengo que la gente está “como una luz”. Expresión que carece de sentido en castellano pero con pleno significado en catalán. La gente está chalada, vamos.
El taxista asiente. Empieza a justificar el hecho que alguien (un hombre) mate a una mujer. Me sorprendo pero no me indigno. Su gorra me hace ser cauto. Se explaya. Le dejo. Ah, no que no lo justifica. Tan sólo es que tiene una forma de argumentar, digamos diferente.
Me dice que imagine que estoy casado. Le digo que no me hace falta imaginarlo. Me ahorro comentarios jocosos. Me dice que imagine que me separo de ella. Callo pero no otorgo. Me dice que el juez le dará la custodia de mi mini equipo de fútbol a ella. Me pongo el cinturón. Me habla de pasar una manutención. Abro la ventanilla. Que es posible que mi mujer se cepille a otros. El taxi no tiene más gadgets para subir o bajar, abrochar o desabrochar. Y que imagine entonces si podría llegar a matar.
Sigo sin ver el hilo argumental. Le digo que no me haría gracia, ni puta (gracia). Le digo que me libré de la mili por ser tuerto. No cuela. La broma me podría haber salido cara. Salgo airoso. Argumenta que la mente humana es muy compleja. ¿¿?¿?¿?¿
Me estoy cabreando. Lo nota. Noto que lo nota. Le digo que suba por Aribau. Gira y ejecuta. Enajenación mental transitoria sale a colación. No compro. Aunque estoy de acuerdo que la pinza se nos va a todos. Rectifica. Quiere agradarme con su argumento. La gorra me sigue dando mal rollo. El destino se acerca. El debate empieza a ser de lo más Daliniano, no en la forma ni en su plasticidad. Surrealista a todas luces. 12,65 euros. Cóbreme 13 y me da un recibo.
Conclusión del Gorras: la jodienda no tiene enmienda. Game. Set. Match.

3 comentarios:

  1. Hay temas que no se pueden tocar con los 'farys'...

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  2. No todas a las que matan se "cepillan" a otros... las hay que sí (que no es motivo para matar) y las hay que no. Las hay con hijos, y las hay que no. Las hay buenas, malas y regulares... pero no creo que nadie se merezca 30 puñaladas (por poner un ejemplo), corrijo: el hijo de p... que se atreviera a hacerlo con mi hija, si se merecería un buen palo en la cabeza, los cuchillos me dan grima.

    Me gusta tu blog Sandler.

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