lunes, 16 de septiembre de 2013

A buen recaudo

Emociones encontradas diría yo. Ha sido raro, creo que no hay mejores palabras para describirlo. Creo que abrir ese cajón ha sido como destapar la caja de Pandora o la de los truenos.

Mi abuela Reme falleció hará cosa de un mes. Pero eso ahora, para vosotros, carece de todo interés. No digo que no me sintiera apenado pero ahora eso ha pasado a un segundo plano. Además murió “de vieja” como se suele decir y a la hora de la siesta, después de su copazo de cognac. La muerte del justo creo que la llaman. De todas formas, insisto eso no tiene importancia ahora.
Ella fue siempre el puntal de la familia, la que de alguna manera (dejémoslo así) nos mantenía unidos. Hasta ahora, la recordaba como una abuela de las de manual, cocinera excelente y de raciones astronómicas, paciencia infinita y la que ofrecía algo de cobijo cuando en casa nos caía una buena bronca.

Accedí a ayudar a mi madre a vaciar el piso ya que de un tiempo a esta parte el curro flojea. Ella se encargaba de vaciar su habitación- ya que presumiblemente es donde estarían sus cosas más confidenciales si es que la hubiera- y yo del salón.
Hacía un buen rato que había vaciado las estanterías y puesto los libros para la parroquia- siguiendo las consignas de la Reme cuando me dispuse a vaciar los cajones. Mi atención era nula ya que no esperaba encontrar nada. Los vacié todos y tan sólo me quedaban los pequeños. Se abrían con llave.

Y no tenía la llave. Busqué pero nada. Entonces, recordé que un día la Reme me dijo que buscara lo que buscara siempre estaría en el horno. Al principio, ignoré esa premisa por absurda pero al cabo de varios minutos pensé que no perdía nada por buscar ahí.

Bingo. La llave estaba ahí. La metí en la cerradura, giré y se oyó “un clic”. Abrí el cajón y lo vacié, nada serio, facturas viejas y algún que otro rosario. Cuando lo cerré, noté algo raro. El cajón no cerraba del todo y eso me intrigó ya que todos los cajones estaban vacíos y no tenía sentido.

Saqué el cajón completamente. Había una especie de trampilla, apreté y del lateral salió una especie de escondite para papeles. A todo eso, mi madre seguía enfrascada, a lo suyo, ajena al descubrimiento que yo iba a hacer.
Cogí los papeles y me dispuse a leerlos. Necesitaba las gafas de leer pero mientras las buscaba me asaltó la duda.

¿Debía rebuscar y hurgar en los papeles secretos de mi abuela?

10 comentarios:

  1. Deber o no deber...sintiéndolo mucho yo no sería capaz de resistirme! Supongo que continuará, no?

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    1. Fedora; yo creo que preferiría no saberlo ya que empañaría o cambiaría el recuerdo que tengo y me gustaría que eso quedara inmaculado.

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  2. Por qué será que siempre encuentro algo en tus letras que hace que las sienta como si las viviera?
    Mi abuelita también se llamaba Reme, Remedios para más señas...
    Me gusta eso de la llave en el horno, esas manías de las iaias a esconder todo en el horno, como si no lo utilizaran, porque en verdad yo creo que lo hacían poco, eran más de la vieja usanza, de cocinar a poquitos a fuego lento, como se hacen las cosas buenas...
    Ya sé que dices que pasa a un segundo plano, pero siento lo de tu iaia...(si es que está basado en hechos reales.., que a veces sé que no es así)

    El caso es que me ha llamado la atención eso de que la madre busca en su habitación pensando que allí estarán las cosas importantes, (tan típico de la cultura española) tal vez los mejores recuerdos y sin embargo, el nieto es el que sabe que la llave está en el horno.
    Las abuelas eran sabias, siempre hacían todo con una intención clara, confiaban en su nieto para contarle como quien no quiere la cosa donde ha de buscar lo que realmente importa. Supongo que lo hizo confiando que llegado el momento lo recordara.
    Me gusta la visión que haces en el texto de unión abuela-nieto, tal vez no lo pretendías y es que yo tengo una mente muy retorcida, o tal vez es porque yo veo a mis padres que ya son abus, y que sus hijos siempre serán sus hijos, pero la relación con los nietos... ay! los nietos!! por los nietos hacen lo que no han hecho por los hijos... (es curioso esto eh???)a mi me encanta, pero no dejan de sorprenderme como evolucionan, parece que se modernizan con los años...

    En fin... supongo que nos contarás que hay tras ese doble fondo. Seguramente algo sin valor económico pero posiblemente con mucho valor para la abuelita.
    Creo que si, debería leerlo... al fin y al cabo él sabia donde estaba la llave para descubrir el tesoro.

    Besitos mediterráneos.

    PD: sepas que desde tu versión móvil no he podido enviarte el mensaje de ningún modo. No hay manera que se abra la pestañita de escribir mensaje.

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    1. Por qué será que siempre encuentro algo en tus letras que hace que las sienta como si las viviera?
      Pues porque escribo sobre cosas muy cotidianas y en un lenguaje bastante llano creo yo,...
      Mi abuela se llamaba Mari y no Reme y era una crack! Parte del post está basado en ella aunque lo del mueble es totalmente falso, aunque lo del horno es totalmente cierto.
      Así que la versión móvil no acepta comentarios? Lo miro y gracias por avisar.

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  3. Difícil decisión...
    Me ha recordado mucho a uno que escribí hace tiempo
    http://ocurrio-recuerdosnovividos.blogspot.pt/2010/10/la-lista.html
    Bss

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    1. E.L; en mi caso lo tendría bastante claro, los destruiría, creo mucho en la privacidad de cada uno! Y soy muy poco cotilla;)
      Saludos;

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  4. Definitivamente, sí.Porque ahora me quedo esperando y pensando qué papel tan importante hizo que tu abuela inventase esa trampilla. Lo siento!!
    Un besote.

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  5. Jopetas....eres uno de los pocos seres vivos capaz de dejarme con intriga y que aún me caiga bien

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  6. Jeje, yo quemaría todo el papeleo sin leer ni una sola palabra, mira que una simple misiva puede mostrarte a una persona totalmente desconocida...con el agravante de que ya no puedes preguntar para aclarar las dudas.

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