miércoles, 26 de marzo de 2008

Inshallah

Inshallah, es de las cosas que se te quedan tras pasar unos días en Marruecos.
La traducción sería algo así como "si Dios quiere", con la consiguiente incertidumbre que te causa si necesitas algo y preguntas cuándo lo tendrás.

Nuestra hoja de rutas ha consistido en miles de kilómetros por carreteras secundarias, arena por doquier, duna arriba y abajo, pateo de medinas y regateos dignos de Romario.

País de té, pasteles y zumo de naranja. El tamaño y la calidad de las naranjas, ya las querríamos nosotros. Sin duda, es un territorio de unos contrastes impresionantes.

Cosas sorprendentes: Marruecos tiene muchas colinas verdes, muy muy verdes. No lo hubiera dicho nunca. Tienen bastante agua, más de la que imaginaba.
Las autopistas!! la gente camina con sus burros por el arcén, las camionetas sirven para transportar a 10 o más personas, al no haber mediana la gente cambia el sentido de la marcha cuando se le antoja, sin duda, es Impactante!

Cosas grandes: las especies, el té a la menta, el desierto (es de esas cosas que hay que ver al menos una vez en la vida). Recomiendo dormir una noche en el desierto, el silencio es abrumador, las estrellas brillan cual diamante en una sortija. Las butis hechas al fuego se convierten en un manjar realmente exquisito.

Cosas penosas: la pesadez de ellos cuando te ven, te agobian hasta límites de enviarlos a la mierda, la sensación de que pese a que regateas te están timando.

En fin, me quedo con el Marruecos salvaje y natural, sin duda es digno de ser visitado.

1 comentario:

  1. Lo que más me gusta de los países árabes son los cánticos desde las mezquitas, el muecín, que empiezan a las 5 o las 6 de la mañana. Es genial despertarse con esos cantos desde los minaretes..

    ALAAAAA WAAAKBARR

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